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ZAPATISMO Y CÍRCULO SIEMPRE VIVO.

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Por Augusto Al Q’adi Alcalde

Quiero afirmar al comienzo mismo lo obvio: que no hablo por el movimiento Zapatista. El Zapatismo, (tanto el del EZ como el Frente y el Zapatismo civil y global) es un “movimiento de Movimientos”, y habla por si mismo y se representa a si mismo en cada una de sus variadas expresiones, incluyendo a las que no se nombran a si mismas como Zapatistas pero comparten el corazón, el andar y la lucha.

Presento estos temas, asi, de un modo subjetivo y personal, surgiendo desde el andar y el corazón, compartiendo cuestiones que siento de importancia vital para este Planeta Azul, para nosotros los Pueblos Latinos y los Pueblos Originarios, y para los múltiples seres que caminan, vuelan, se sientan o nadan en esta Tierra Madre.

Como presentación al andar, a ese andar que se construye haciendo preguntas, ese andar que el Zapatismo caminó como la Marcha de la Dignidad, no encuentro mejores palabras que las del Subcomandante Marcos cuando dice, hablando sobre el Zapatismo:

“Es necesario construir una nueva cultura política.

Esta nueva cultura política puede surgir de una nueva forma de ver al Poder.

No se trata de tomar el Poder, sino de revolucionar su relación con quienes lo ejercen y con quienes lo padecen.

El Zapatismo no es una nueva ideología política o un refrito de viejas ideologías.

El Zapatismo no es, no existe.

Solo sirve, como sirven los puentes, para cruzar de un lado a otro. Por tanto, en el Zapatismo caben todos, todos los que quieran cruzar de uno a otro lado. Cada quien tiene su uno y otro lado.

No hay recetas, líneas, estrategias, tácticas, leyes, reglamentos o consignas universales.

Solo hay un anhelo: construir un mundo mejor, es decir, nuevo.

En resumen, el Zapatismo no es de nadie y por lo tanto, es de todos”

Y así aquí, en humilde resonancia con el hermano Marcos, trataré de contar como veo brillar a ese puente, y caminar junto a todos nosotros a través de el, siendo el caminar el puente mismo.

Veo al movimiento Zapatista no simplemente como a un movimiento, sino como compuesto de muchos movimientos a la vez diferentes como coincidentes. Es un movimiento de movimientos.

El Zapatismo plantó las semillas de un nuevo camino y un nuevo modo de concebir la política y la acción política, uno que incluye a la poesía y a la voluntad y disposición a caminar y danzar en acuerdo con las circunstancias, y resonando con la necesidad verdadera y real de todos y cada uno.

El Zapatismo, entonces, no está encapsulado en ninguna doctrina o dogma, como Marcos hace claro en las palabras anteriormente citadas.

Esta basado en una nueva actitud en el mundo político, una nueva actitud en la vida y en el caminar, verdaderamente nueva porque surge de aquella Vieja Raíz, la tradición de Dignidad y lucha que dice que “No morirá la flor de la palabra. Podrá morir el rostro oculto de quien la nombra hoy, pero la palabra que vino del fondo de la historia y de la tierra ya no podrá ser arrancada por la soberbia del Poder”

Dos cosas, creo, impulsan e inspiran a la totalidad del movimiento variado y diverso, y ellas son actitudes basadas y enraizadas en ese Antiguo Corazón.

La primera de ellas es el dicho “Preguntando caminamos” y la segunda es “Mandar obedeciendo”.

El Zapatismo camina de este modo el ritmo y la Palabra, ritmo y palabra que camina verdades y la historia primal, la más distante, la más íntima, la más profunda, la más verdadera, la de las hijas e hijos del Tiempo Primal.

El Zapatismo, con su palabra y su danza, coloca así frente a nosotros como un horizonte, una ética radical de responsabilidad personal, eligiendo escuchar, eligiendo darle su cuerpo al grito, y eligiendo caminarlo “por un mundo en el que quepan muchos mundos”, con el corazón de “para todos todo, para nosotros nada”.

Así, el Zapatismo es una raja en la globalización de la opresión, una chispa no-condicionada de dignidad rebelde, vivacidad, humor, creación, fe y pasión, chispas que se expresan a si mismas en acciones y visiones que tienen el poder y la maravilla de dar nombre a nuestro nombre.

El Zapatismo confronta la ilegitima ley de la opresión, marginalización y exclusión con una lógica diferente de legalidad y legitimidad, una lógica vital y palpitante, una que afirma la vida, moviéndose hacia fuera y lejos de la dialéctica del Poder, y respondiendo como lo hace la vida, en el modo mas inesperado.

La cuestión es así, no el tomar el poder, sino como ejercerlo.

La cuestión es hacer clara la necesidad vital y real de transformación social, pero no dando recetas acerca del camino, siguiendo a líderes o vanguardias, ni afirmando ser los depositarios de la verdad ni teniendo un claro mapa de territorio, danzando y luchando así sobre tierra virgen, ignota e incierta.

En este contexto, viviendo sin negar o tratar de empujar hacia afuera a la muerte, la lucha es la danza del vivir en intimidad con el misterio y el enigma. Como compañero de ruta, no como enemigo.

La utopía Zapatista está relacionada con hacer un mundo nuevo, realmente nuevo, y tiene que ver con una ética del deseo, de la necesidad, de los sueños, la raíz, el horizonte y lo imposible.

No son aquí metas los ideales, solo puertas para abrir el camino.

El Zapatismo, según lo creo, no ofrece como promesa la liberación final y total, sino el hacer surgir la belleza como lucha y camino, hacer con el síntoma algo creativo y curador, y pasar mas allá de la muerte, mas allá del dolor, la desesperanza (que es el arma mas poderosa del Poder, que mata a los luchadores desde adentro) y las relaciones de dominación, con acciones, solidaridades y caminares que cambian nuestra posición frente a la vida, frente al tiempo, frente a la Memoria, a la Justicia, la Libertad y el hermanamiento.

Aquí el camino profundamente está inmerso en la responsabilidad vital con el juego de los espejos y los cristales, como Marcos lo dice: “Cortado por el lado inverso, un espejo cesa de ser espejo y se vuelve un cristal. Los espejos son para mirar a este lado, y los cristales son hechos para mirar al otro lado. Los espejos son para ser pulidos. Un cristal es hecho para ser roto…para cruzar al otro lado…”

Marcos y los Comandantes Zapatistas no ocupan el lugar del ideal, sino que se colocan a si mismos y a si mismas simplemente como personas que inspiran, alientan y gatillan la acción.

Saltan mas allá del poder, (y del conocimiento fijo y de lo predecible) en el mismo acto de cuestionarlo, señalando a su naturaleza insustancial, evanescente e inconsistente.

Y al percibir esto, un horizonte se despliega.

Las compañeras y compañeros en su andar y su palabra muestran claramente que el Poder no es omnipotente ni eterno, que la derrota es una mentira diseñada para hundir a los/as rebeldes vitales en el desierto muerto de la desesperanza.

Muestran claramente que el “Gran Otro” y el orden de dominación que el lenguaje y el modo de las relaciones sociales cristalizan esta fracturado y fragmentado.

Muestran claramente que es esa la verdadera naturaleza y debilidad del Poder.

Muestran claramente que el ver esto, es también nuestra oportunidad de caminar y re-crear la “Tierra Sin Mal” tan potente a nuestros Pueblos Originarios Tupí-Guaraní, oportunidad de caminar y recrear esa Tierra en cada una de nuestras respiraciones y de nuestro caminar conjunto y colectivo, en intima y variada resonancia.

El Zapatismo hace claramente evidente el nudo del problema, y luego se retira, dando y respetando espacios, y dando aliento y corazón a la comunidad, a la organización y la acción del otro compañero, esto es decir aliento y corazón al “nosotros”.

Y así entonces el nosotros, y ellos y ellas como nosotros, y el nosotros como ellos, puede asentarse en el corazón de la responsabilidad común de nuestra vida: Libertad, Justicia y Democracia, las primeras de todas las palabras y de todas las lenguas, la lengua verdadera que fue nacida de los espejos, como El Viejo Antonio le cuenta a Marcos en los tempranos días del compartir la selva diciendo que “los hombres y mujeres verdaderos custodian como herencia esas tres palabras. Para que no se olviden nunca, las caminan, las luchan, las viven….”

Los Zapatistas se posicionan momentáneamente en y como un espacio vacío pleno de potencial, un lugar vació (pero no vacante) que puede ser ocupado por cualquiera que comparta el mismo corazón y palabra.

El Zapatismo entonces propone entre otras cosas, darle cuerpo a la necesidad vital y justa, darle cuerpo al deseo y la esperanza de vivir un mundo nuevo, un horizonte nuevo, hasta las ultimas y profundas consecuencias. Propone crear en cada uno de los momentos de la vida cotidiana, el estilo, la cualidad, el tono y el ritmo de nuestras prácticas y relaciones sociales, nuestras danzas y pasos, yendo mas allá y mas lejos de los dictados y condicionamientos impuestos por el Poder (y del peligro mortal de internalizarlos…).

Mas allá y lejos de la polución de las relaciones sociales en que el Poder y el Imperio se afirman, construyendo y caminando puentes desde una posición ética y poética, construyendo y caminando siempre nuevos campos de resistencia, de rebeldía, de creación, de dignidad en acción transformadora.

El reemplazo de la idea de victimización del pueblo frente al Poder, por la recuperación y des-cubrimiento de la identidad y la memoria colectiva, el fortalecimiento y expansión de los lazos sociales comunes, y el entramado y tejido de los mitos, historias, leyendas, tradición oral de arte y de lucha y de sobrevivencia que pervive, de sentidos y significados que sostienen el corazón y el latido de la lucha inmemorial y digna. Y al expresar esto en forma conjunta, colectiva y comunitaria, poniéndole el cuerpo a los pasos de esa identidad y esa memoria.

El Zapatismo canta y camina así la Palabra que afirma que es necesario aprender a caminar de nuevo, a cada paso, mirando frescamente al mundo nuevamente cada vez, y así, “preguntando caminamos…”

Miramos así al mundo mediante el caminar, y como el caminar y el ver necesitan ser nuevos, nuevamente paridos, entonces el preguntar es el caminar mismo.

La pregunta como camino, y su digno acompañante, el escuchar.

Y ese escuchar que es caminar danza y lucha, y pare un mundo nuevo, uno que nosotros y las generaciones por venir (y no solo humanas sino todas las formas de vida…) necesitan y anhelan.

El Comandante Tacho dice que “hacer la revolución es como ir a una escuela que aun no se ha construido”.

De este modo el Zapatismo ha sido caminado, construido y hecho puente mediante la inclusión del “otro”, el diferente, el marginal, como se expresa en la frase que dice “detrás de nosotros, estamos ustedes…”

Los compañeros y compañeras han mostrado vívidamente que es posible (y es una necesidad) hacer política de un modo completamente nuevo, donde la ética es mas crucial que los cálculos, las estrategias y la manipulación, donde los fines no justifican los medios en ningún caso, donde el darle voz, grito y cuerpo a la verdad es mas radicalmente subversivo que disparar un fusil, donde la inclusión es mas crucial que la doctrina o la victoria, juntando colectivamente a muchas clases de caminantes cuyo corazón es digno y son rebeldes por naturaleza.

Así el Zapatismo muestra en su palabra y en su caminar que la comunidad tiene el rol primordial. Que la comunidad es el rol primordial.

Que la historia (aquella verdadera, no aquella contada por los auto nominados “vencedores históricos”) tiene mucho mas que ver con la creación de un futuro digno justo ahora, fluyendo de este mismo presente, que con el lamentarse, el ignorar el pasado o el resignarse frente a la situación actual, internalizando la mentira del Poder que dice que no hay otra alternativa o camino mas que el suyo.

“Preguntando caminamos…” haciendo surgir ese corazón radical y subversivo que puede imaginar, crear y caminar alternativas nuevas. Alternativas desconocidas.

Un corazón y una lucha que elude la confrontación es dirigida hacia una meta inmutable, una meta fija, cierta y indudable, porque esa meta esta fijada y congelada por la certeza.

Y no hay certezas en esta palabra que es lucha, en esta dignidad y en este caminar si no esta en el paso mismo, en el que las no-certezas y la creatividad efectiva son hermanas, en el que el misterio y el potencial son hermanos, las dos alas del pájaro de la libertad.

El Zapatismo ha mostrado ya con profundidad y contundencia con la “Marcha de la Dignidad y del Color de la Tierra” que la palabra es también y fundamentalmente un acto.

Palabras más poderosas que las balas, palabras que no son solo sonidos sino también poderoso silencio.

No solo plomo sino también y fundamentalmente “impensable ternura”, escoba y pincel para limpiar y pintar el mundo nuevo a cada paso, como pintándonos a nosotros mismos, cuando esas palabras son el corazón primal, cuando se le da cuerpo al caminar, dando la bienvenida a los colores múltiples no solo como a iguales, sino también como diferentes.

Y para continuar finalizando esta charla, permítanme citar una vez más al hermano Marcos diciendo:

“El Zapatismo no es una ideología, no es una doctrina comprada o pagada. Es….una intuición. Algo tan abierto y tan flexible que realmente ocurre en todas partes. El Zapatismo levanta la pregunta: ’que es lo que me ha excluido?’ ‘que es lo que me ha aislado?’…..en cada lugar la respuesta es diferente. El Zapatismo simplemente hace surgir la pregunta y afirma que la respuesta es plural, que la respuesta es inclusiva…”

Es mi esperanza haber hecho surgir la pregunta y resonar la palabra, haber abierto esa intuición que ocurre en todas partes, y si es así, caminaremos esa respuesta plural, esa respuesta inclusiva.

Es mi esperanza que esta charla sirva como una apertura hacia el arco iris del Zapatismo.

Veamos el film y veamos a la palabra y la dignidad caminar…..luego, podremos dialogar, y espero, también caminar.

“Decía el Viejo Antonio que la lucha es como un circulo. Se puede empezar en cualquier punto, pero nunca termina” dice Marcos citando a su maestro.

Nunca como ahora este Circulo Siempre Vivo latió con más fuerza y creatividad.

Arde en la Memoria el horizonte necesario.

Augusto Al Q’adi Alcalde